ALGO QUE QUIZÁS NO SABÍA, ¿Sabes que significa la letra “M” en tus manos? Estás muy Lejos de Saber

Letra M en las Manos. -Además de todas las líneas presentes en la palma de la mano, existen en el centro cuatro (aunque también pueden ser tres) líneas más gruesas y prolongadas que las demás. Comúnmente se les denomina línea del Corazón y de la Vida, del Destino y de la Cabeza. Según cada historia y personalidad, estas líneas se unen, se cortan y presentan cruses, Incluso algunas personas pueden carecer de una y hasta dos de estas líneas.

Dicen los que saben que todo depende de las decisiones que hemos tomado en la vida, y de la influencia familiar principalmente. Sin embargo, en otras personas estas líneas se unen formando una “M” clara y bien marcada. Como es algo que sucede sólo en personas especiales, suele llamar mucho la atención a los quirománticos (que son personas que leen la mano).

La quiromancia, es el intento de la adivinación a través de la lectura de las líneas o pliegues que se forman en la mano a medida que pasa el tiempo. Es una rama de la quirología y se centra en el estudio de las líneas que se hallan en las palmas de las manos, que por medio del análisis y observación, revelan supuestamente el perfil socio-psicológico de una persona. Una de las principales características de las personas con una letra M en la palma de la mano, es su intuición innata. En ellos, la vida no apagó su capacidad intuitiva y suelen guiarse por los que les dicta el corazón, equivocándose pocas veces cuando realmente escuchan ese pálpito. Por esta capacidad es que siempre sabrán cuándo confiar en la otra persona y advierte rápidamente cuando alguien intenta mentirles o engañarles. Además, como buenos defensores de la verdad, tienen la perspicacia suficiente para detectarla siempre. Las mujeres con una letra M en la palma de la mano, están más conectadas a los sentimientos y cuentan con un sexto sentido superior. Si ambas parejas cuentan con esta característica, en la mujer será más fuerte y prevalecerá por más tiempo.

Por Santo Montero